viernes, 30 de agosto de 2013

Elogio de la novela negra

boy from a past star
Leer, la buena literatura, es una de las cosas qué más me puede gustar en el mundo. No es ninguna rareza, por otro lado, hay mucha gente que le gusta leer, aunque me reconozco algo extremista en algunos aspectos. Por ejemplo, en el plano sentimental, no creo que pudiese establecer una relación duradera con alguien a quien no le gustase leer de verdad. Y peco de snobismo a la hora de preferir la lectura en su idioma original, así, además del nativo me lanzo a lecturas más o menos difíciles en inglés, francés, italiano... Cuando leo en otras lenguas, el género que más fácilmente ataco es la novela negra. Pero su lectura me apasiona, no sólo porque el enganche de la trama facilita la comprensión, ni porque sea un maravilloso pasatiempo, un reto intelectual. Tampoco es el puro el placer literario. Hay gran literatura en este género y grandes literatos han sabido reconocerlo, ahí tenemos, por ejemplo a  Borges y su admiración por Chesterton... Pero hay algo más...
Creo que me gusta tanto la novela negra porque es una de las maneras más eficaces que conozco de detener el tiempo. Pensemos sólo en tantas páginas suspendidas sobre un solo momento, el del crimen o el suceso que constituye el misterio y si acaso las horas, los días previos... Cómo se reconstruyen y diseccionan minuciosamente los hechos, las secuencias, los motivos... como se dilata, se alarga el tiempo. En la resolución de un enigma que en el acontecer lineal de la vida dura sólo un segundo, empleamos horas de lectura, cientos de páginas... suspendidas en el tiempo. No es un pasatiempo, es un cronopio.

el ansia